jueves, 21 de agosto de 2014

De la comida y otros demonios

La semana pasada decidí que tomaría el metro para regresar de la oficina a casa (sí, sólo el regreso, porque no quiero sudar en las mañanas - aún estamos en verano). Eso implica que en ese trayecto la mitad del camino es a pie y la otra mitad en metro. Como resultado sólo pagaría en el metro una quinta parte de lo que pagaba en un autorickshaw, ahorraría unos pesos (o rupias) y haría algo de actividad física. Plan perfecto, ¿cierto?

La respuesta es ¡no!. El remedio fue peor que la enfermedad. Los contextualizaré: mi almuerzo es alrededor de las 2 p.m. y normalmente como verduras y tortilla - para hablar en palabras castizas - por lo que al pasar 2 horas ya estoy con hambre. Siempre ando con mi botella de agua para evitar comer tantas chucherías, y funciona... hasta que voy de regreso a casa.

La estación donde tomo el metro queda convenientemente en medio de dos centros comerciales, así que no hay forma de ignorarlos. ¿Y cuáles son los almacenes que quedan mirando hacia la calle? A excepción de uno donde venden cosas hermosas para el hogar, lo demás que puedes ver son restaurantes, y no cualquier restaurante, no, lo que ves es McDonald's, KFC, Domino's Pizza, TGIF, Pizzas Hut, entre otros.

¿Saben lo qué es una pobre niña aguantando hambre, con un metro y una caminata que interfiere en que ella y su comida se junten? Creo que después de todo no adelgazaré en India.

Tanta es mi debilidad que hace unos días estaba ya lista para dormir, con pijama encima, luces apagadas y divinamente acomodada en mi cama. De repente el celular sonó. La conversación fue más o menos la siguiente "¿Qué haces?" "Intento dormir" "No puedes dormir, vamos a salir" "Pero mañana tengo que trabajar" "Vamos a comer algo, en 10 minutos te recogemos". ¿Qué hace una niña responsable? Sigue durmiendo. ¿Qué hace una niña aún más responsable? Se cambia y responde al compromiso social con sus amigos... y con la comida.

Datos curiosos de ese día: El lugar es un centro comercial de sólo restaurantes. Encuentras desde una heladería hasta un Hard Rock Café. Hay restaurantes de todo tipo. Pero lo mejor esa noche fue que al llegar al lugar estaba sonando como música de fondo "Si huele a caña, tabaco y brevas, usted está en Cali, ay mire, vea!". No estaba en Cali pero estaba en India escuchando una salsa colombiana y no pude evitar hacer lo de Amparo Grisales: ¡me ericé! Y casi casi me la bailo en mitad del centro comercial. Buena música, buena compañía disfrutando con mi trío favorito en India (Digan hola a Neelansh, Rishab y Karan), y un delicioso helado de higo... quiero decir, un "anjeer kulfi".

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