Colombiano que se respete está orgulloso de su país. No importa si hay cosas malas (siempre las va a haber) pero es uno quien decide si se enfoca en lo bueno. He experimentado la sensación de que tu piel se erice cuando escuchas un vallenato de tu país en el exterior (o una salsa como me pasó hace pocos días), o cuando ves cualquier cosa relacionada con Colombia. El corazón empieza a latir, la sonrisa es infinita, los ojos se inundan de lágrimas (pero las contienes) y dices "¡Mi Colombia del alma!".
En Latinoamérica los colombianos somos bien conocidos por nuestra alegría, nuestra forma de bailar, el café y la salsa. Incluso podríamos decir que en Europa piensan lo mismo de nosotros. Nos encanta ver artículos en la prensa donde digan que en la última encuesta/estudio se determinó que los colombianos somos las personas más felices, o que el café colombiano es el de mejor calidad, etc. Pensamos que todos nos conocen por eso, y nos encanta creerlo, pero en este viaje me he dado cuenta que la realidad es otra.
Cuando llegué todos estaban ansiosos por saber más de esta extranjera (1. Obviamente, ¿Quién no estaría interesado? 2. En realidad se interesaban después de que se daban cuenta que a pesar de mi apariencia yo no era india). Cuando decía orgullosa que era de Colombia sus comentarios eran entre otros "¿Eso es Norteamérica?", "Queda en África, ¿no?", "¿Qué idioma hablan?¿Inglés?", "¿Queda cerca a España?", "¿Qué es lo que caracteriza a Colombia?", "¿Y las drogas?". Ninguna de estas personas sabía sobre el café, la salsa, el español. Incluso muchos confundieron Colombia con Columbia.
Hay que darle muchas gracias a nuestra selección y a James Rodríguez por su buen desempeño durante el mundial. De las pocas personas que sabían algo sobre Colombia, ese algo (o alguien) era James pronunciado en la forma gringa "yeims". Saben de Sofía Vergara y Shakira pero no tienen idea que son de nuestro país.
Tuve la fortuna de encontrarme con un señor (el papá de una de mis compañeras de apartamento) que sí sabía de Colombia. En sus años dorados estuvo navegando alrededor del mundo y llegó a Colombia, visitó varias ciudades entre esas Cartagena. Fue como leer un libro de Gabo con todas esas historias llenas de fantasía y de realismo, su realismo mágico.
Me he encargado una tarea durante mi estancia en India: ser una embajadora de mi país. Estaré feliz si al menos algunas personas conocen más sobre mi país, si al menos saben dónde está en el mapa, y estaré mucho más feliz si logro que se enamoren de la idea de visitarme cuando regrese a mi Colombia del alma.